Nos era difícil imaginar entonces que la sentida y potente voz de Lucía y su duende andaluz nos acompañaran en el paredón de Madrid, en el recuerdo a las Trece, al Maestro, a Todos los nombres...¡Y aquí estuvo en el V homenaje a las víctimas del franquismo!, haciendo una escala impagable entre Sevilla e Ille-Sur-Tet, donde al día siguiente compartía su arte junto a Paco Ibáñez.
Fue un recuerdo imborrable y una deuda que sólo podemos pagar con el cariño (eso sí, infinito).
Muchas gracias, Lucía.
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